Desde que nos invadió Facebook, está clase de videos y pensamientos los dejo por allá, pero me he dado cuenta de que después es muy difícil dar con ellos, así que también los voy a colgar aquí para encontrarlos cuando quiera compartirlos con algún amigo o quiera volver a leerlos o escucharlos. Tanto la canción como el pensamiento los conocí gracias al programa de radio de Martha Debayle. Espero también sean de su agrado.
Ambos los encuentran en el podcast de Martha del día 4 de enero 2017, el primero es básicamente un ensayo de como vivir una vida más feliz y como evitar las frustraciones comunes, lo escribió Mary Schmich, columnista del Chicago Tribune en 1997. Tuvo tanto éxito que el director de cine Baz Luhrmann decidio musicalizarlo. Les dejo la versión subtitulada.
Todo lo que realmente necesito saber sobre cómo vivir y cómo ser, lo aprendí en el kinder. La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de los títulos académicos, sino en el montón de arena del patio. Estas son las cosas que yo aprendí:
Coge cualquiera de estas normas y ponla en los sofi sticados términos de los adultos y aplícala a la vida en tu familia o en tu trabajo, al gobierno o al mundo y seguirán siendo verdaderas, claras y fi rmes. Piensa que una sociedad mejor puede ser si todos nosotros, el mundo entero, tiene leche y galletas a las tres todas las tardes y luego se echan la siesta con nosotros en las colchonetas. Y si todos los gobiernos tienen siempre como política básica colocar las cosas en su sitio y arreglar sus propios líos. Y comprobarás que continua siendo cierto, no importa cuál sea tu edad, que cuando sales al mundo, lo mejor es darse la mano y permanecer juntos.
Ambos los encuentran en el podcast de Martha del día 4 de enero 2017, el primero es básicamente un ensayo de como vivir una vida más feliz y como evitar las frustraciones comunes, lo escribió Mary Schmich, columnista del Chicago Tribune en 1997. Tuvo tanto éxito que el director de cine Baz Luhrmann decidio musicalizarlo. Les dejo la versión subtitulada.
El segundo es un ensayo del escritor estadounidense Robert Fulghum.
Todo lo que necesito saber lo aprendí en el kínder
Todo lo que realmente necesito saber sobre cómo vivir y cómo ser, lo aprendí en el kinder. La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de los títulos académicos, sino en el montón de arena del patio. Estas son las cosas que yo aprendí:
- Compartirlo todo.
- Jugar sin hacer trampas.
- No pegar a la gente.
- Poner las cosas en su sitio.
- Arreglar mis propios líos.
- No coger las cosas de otros.
- Decir “lo siento” cuando hiero a alguien.
- Lavarme las manos antes de comer.
- Tirar de la cadena.
- Las galletas y la leche son buenas.
- Vivir una vida equilibrada: aprender algo, pensar algo, dibujar, pintar, bailar, jugar y trabajar algo todos los días.
- Echarme la siesta cada tarde.
- Cuando salgo al mundo, tener cuidado del tráfi co, agarrarnos de la mano y permanecer juntos.
- Estar atento a las maravillas.
- Recordar la pequeña semilla en el vaso: las raíces van para abajo y las plantas crecen hacia arriba y realmente nadie sabe cómo ni por qué, pero nosotros somos igual que eso.
- Los peces de colores, los hámster, la tortuga e incluso la primera semilla del vaso se mueven, así que también lo haremos nosotros.
- Y recuerda los cuentos y la primera palabra que aprendiste, la palabra más importante del mundo: MIRA. Todo lo que necesitas saber está ahí, en alguna parte.
Coge cualquiera de estas normas y ponla en los sofi sticados términos de los adultos y aplícala a la vida en tu familia o en tu trabajo, al gobierno o al mundo y seguirán siendo verdaderas, claras y fi rmes. Piensa que una sociedad mejor puede ser si todos nosotros, el mundo entero, tiene leche y galletas a las tres todas las tardes y luego se echan la siesta con nosotros en las colchonetas. Y si todos los gobiernos tienen siempre como política básica colocar las cosas en su sitio y arreglar sus propios líos. Y comprobarás que continua siendo cierto, no importa cuál sea tu edad, que cuando sales al mundo, lo mejor es darse la mano y permanecer juntos.
Robert Fulghum
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